Los pocos habitantes de La Graciosa o los que vienen en el barco que la une con Lanzarote pueden disfrutar de este paraiso. Kilómetros de costa alternando playas con zonas de rocas. Esta playa en la zona sur es de las más frecuentadas por los turistas, pero eso no significa que no esté casi desierta la mayor parte del día. Sólo las excursiones que desembarcan aquí a determinadas horas pueden alterar esto.

Para llegar a la isla de La Graciosa hay que tomar el barco que une varias veces al día Órzola, en el norte de Lanzarote, con Caleta de Sebo, la población más grande de La Graciosa (sólo hay otro pueblo habitado). Es un viaje de unos 20 minutos, el mar está algo más agitado al principio, pero una vez que el barco entra en el estrecho entre las dos islas apensas se mueve.

La Francesa se encuentra al oeste de Caleta de Sebo. En La Graciosa no hay carreteras, por lo que sólo se puede llegar a pie (un paseo muy recomendable de unos 40 minutos), alquilando una bicicleta (unos 15), o en uno de los poquísimos taxis todo terreno de la isla.


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Está dividida en varias partes por rocas que no sobresalen mucho de la arena. Es toda de arena, aunque en el agua hay bastantes rocas. Cuanto más nos alejemos del pueblo, menos gente encontraremos. Al final hay esos típicos muretes de piedras para protegerse del viento que hay en tantas playas canarias, aunque aquí no molesta demasiado.

No hay nada. Tienes que llevar contigo todo lo que necesites.

En cuanto sales del pueblo, puedes practicarlo en toda la isla. Incluso puedes hacer desnudo buena parte del camino hasta La Francesa. Te encontrarás gente en alguna de las pequeñas calas, unos desnudos, otros no, pero no tendrás mayores problemas. Una vez en la playa, al principio es donde encontrarás más textiles, pero al ir caminando cada vez verás menos bañadores.