Desde Playa Santiago, hay que tomar la carretera que lleva a la Playa del Medio y dejar ahí el coche. A la izquierda, justo a la altura del aparcamiento, comienza un camino que sube por el acantilado. Tenemos que llegar hasta arriba y descender por el otro lado hasta Chinguarime. Es un camino estrecho y bastante complicado, pero las vistas hacia ambos lados son espectaculares.

Es de piedras, no hay nada de arena. Forman una especie de montañita de más de 300 m de largo que separa el fondo del barranco (de tierra y con algo de vegetación) del mar. Hay una estrecha franja plana en la parte de arriba, y hacia delante y hacia atrás cae con una fuerte pendiente. No me bañé aquí, pero parece complicado entrar y salir del agua. Eso sí, el mar está absolutamente en calma. Para moverse por la playa lo más fácil es hacerlo por la parte de detrás y "escalar" cuando lleguemos a nuestro destino.

En los dos extremos de la playa se levantan paredes casi verticales. Son la única sombra que podrás encontrar. Justo debajo del camino por el que llegamos se abren una serie de pequeñas cuevas donde parece haber gente acampada.  

Ambiente muy parecido al de la playa de La Arena: los pocos que se toman la molestia de llegar aquí, o es para estar en contacto con la naturaleza, o son muy aventureros. En cualquier caso, todos desnudos.