Mi playa preferida en Papagayo. Poca gente, mucha tranquilidad, mar en calma, arena fina, vistas espectaculares al frente... No sé qué más pedir. Quizás un poco de sombra, pero no se puede tener todo.

El acceso es el común a todas las playas de Papagayo. En coche, el mejor aparcamiento es el de Playa Mujeres. Desde ahí hay que subir por un camino en el acantilado de la izquierda (no hay mucha pendiente) y volver a bajar para llegar a esta playa, o ir por las rocas en marea baja atravesando unas pequeñas calas.

Si por el contrario se va al aparcamiento de playa Papagayo, hay que retroceder andando por lo alto del acantilado detrás de la playa de la Cera. Aunque este camino es algo más corto, es fácil confundirse y bajar por senderos que no llevan a la playa, por lo que tendremos que dar la vuelta (tranquilos, es imposible perderse).

Es la segunda de las playas de Papagayo desde Playa Blanca, y una de las más grandes. Al menos, de las más anchas. Pese a ello, no es de las más concurridas, porque es la que queda más lejos de un aparcamiento. 

Ya en la playa, destaca una roca que apenas sobresale de la arena, pero que casi la divide en dos zonas. Mirando hacia el mar, a la derecha hay una zona de arena blanca, donde las pocas rocas que hay sirven para protegerse del viento. En la zona más resguardada, pegado al acantilado, es donde suele haber siempre más gente. Hacia la izquierda, la playa es también de arena fina, pero aquí hay más piedras. De hecho, en el extremo hay una especie de barrera de rocas (también muy bajas) que la separa del mar. Por eso es más fácil entrar a bañarse por el otro lado.

Las vistas son magníficas. Justo enfrente, el islote de Lobos, y algo más lejos la costa de Corralejo y los volcanes de Fuerteventura. Es frecuente ver pequeños barcos fondeados en esta zona. Hacia el interior, la playa sube en una suave pendiente, con el fondo de los volcanes de Lanzarote. 

El viento puede ser el gran problema de esta playa, junto con la ausencia de ningún tipo de sombra. El mar, en cambio, suele estar calmado y sin oleaje. El agua tan limpia siempre invita al baño.

Me gusta mucho el ambiente en esta playa, tan relajado, tan "vive y deja vivir". Incluso diría que quien viene aquí lo hace con la intención de interferir lo menos posible en el entorno. Apenas se ven sombrillas o esa especie de tiendas de campaña tan de moda ahora, y mucho menos sillas o hamacas. Tal vez sea por no cargar con todo ello desde el aparcamiento, pero lo cierto es que casi todo el mundo va con lo mínimo imprescindible para pasar el día. Parece que ni siquiera se oyen los gritos de los niños jugando. Si en general cualquier playa invita a relajarse, esta lo hace todavía más.

No hay ningún tipo de servicio en la zona, excepto el chiringuito en lo alto de la playa de Papagayo.  

Aunque muchas veces se suele considerar nudista, en La Cruz puedes estar como quieras. Es cierto que se ven más bañadores en el centro que en los extremos, pero puedes pasear como quieras por la orilla, incluso llegando a las playas de los lados.