Es muy sencillo. Yendo por la carretera principal LZ-2 en dirección a Playa Blanca, se toma un desvío a la izquierda perfectamente señalizado. Ya no hay pérdida. Al final de esa carretera, a unos 5 Km, está el pueblo de Playa Quemada. Para ir a la playa lo mejor es dejar el coche al final del pueblo.

Comienza en el pueblo y se extiende hacia el sur, al pie de un pequeño acantilado. Todavía se ven en ella las barcas de los pescadores. La arena es de piedras y "picón", esa arena negra un poco gruesa que a veces molesta un poco al caminar. La parte más cercana al pueblo tiene sobre todo piedras, aquí es casi imprescindible una hamaca. A medida que nos alejamos, cada vez hay menos piedras, pero la playa se estrecha. Al menos la parte llana, porque hasta el acantilado hay una especie de duna con una pendiente casi imposible de escalar. Si lo consigues, en la parte de arriba vuelve a haber algo de espacio para tender la toalla. Entrar al agua es complicado porque la orilla está llena de piedras que se mueven con las olas. Una vez pasado ese tramo, el suelo es más fácil, pero hay que tener cuidado con el oleaje.